Una plegaria para aliviar un espíritu consumido por la tristeza
Dios infinito, te imploro que mi alma encuentre la luz. La soledad me abraza como una neblina densa, y mis pensamientos se pierden en un laberinto. Ruego, con todo mi poder, que me guíes hacia la libertad. Sella las heridas del pasado y dame la valentía para amarme a mí mismo, aceptando mis fallos.